El 22 de febrero de 1981, el crack del fútbol mundial vistió por primera vez de azul y oro. La pluma del periodista Segundo Cheppi y las fotos de Omar Luque grafican ese momento inolvidable en la Bombonera.
“Tuvo sabor de acontecimiento”. Segundo Cheppi eligió esa acertada frase para el inicio de su cobertura para LA CAPITAL, aquel 22 de febrero de 1981. Ese día, Diego Maradona debutó con la camiseta de Boca, en la victoria 4-1 sobre Talleres de Córdoba. El “10” marcó dos goles de penal e hizo vibrar a la Bombonera con sus genialidades.
A 40 años de aquella tarde inolvidable, viajaremos en el túnel del tiempo, gracias a la pluma del mencionado periodista y a las fotografías -algunas nunca publicadas hasta hoy- que capturó Omar Luque, enviados especiales de este medio.
“Tenía que ser así, y fue, porque se unieron por primera vez oficialmente el club más popular del país y el jugador más publicitado del mundo. La fusión Boca – Maradona, por lo que ambos representan y máxime después de todas las tramitaciones, marchas y contramarchas, suspenso e incertidumbre, tenía que producir un impacto en el fútbol argentino y lo produjo”, continuó la crónica, en referencia a la ardua negociación con Argentinos Juniors, que tuvo final feliz pocos días antes en Mar del Plata.
“Atrás quedaron las gestiones intensas, los dólares, las conjeturas diversas sobre el pase. Ahora nadie se acordaba de ello. Todos estaban esperando la aparición de Maradona vistiendo oficialmente la casaca de Boca. Y esa espera, que mezclaba alegría y nerviosismo, fue acompañada por cánticos que evidenciaban dos cosas: que Maradona estaba incorporado a las simpatías de los hinchas boquenses antes de entrar a la cancha y que su presencia en el equipo constituía una esperanza para cerrar una etapa de tres años de frustraciones”, continuó el relato sobre el fervor popular y la ilusión que generó Diego en la gente.
El artículo publicado en la edición del 23 de febrero de 1981 dio más detalles de esos instantes previos al partido contra Talleres: “El ingreso al campo de juego fue la apoteosis. Unos minutos antes, cuando el relator que anunciaba la formación de los equipos estiraba las sílabas para mencionar a Ma-ra-do-na, se redoblaron los aplausos de todos los sectores. Y cuando cerró la fila de jugadores que fueron asomando por el túnel, tuvo una recepción de ídolo. Porque todas las miradas, todas las cámaras fotográficas, y de televisión, todas las voces de los micrófonos lo tenían casi como exclusivo destinatario”.
Fue una tarde especial por lo que generó, pero también por lo que produjo el nuevo “10” de Boca. “Respondió a tanta expectativa logrando dos goles y participando en otros dos, con entregas que tuvieron el sello que le imprimen los que saben”, resumió Cheppi.
Maradona marcó dos tantos de penal y asistió a Brindisi en los restantes goles. “En el primer penal, por infracción a él mismo, amagó al golero el remate hacia un costado y colocó la pelota en el otro”, detalló LA CAPITAL. “La soltó como una lágrima”, dijo al respecto en radio El Mundo el relator uruguayo Víctor Hugo Morales, quien a los 33 años también hizo ese día su debut en el fútbol argentino.
“En el segundo penal, cerca del final, invirtió el amague y el destino del disparo, con la misma precisión y seguridad del primero”, describió el diario.
Tras el comentario del partido, Cheppi concluyó: “La sociedad Boca -Maradona puede resultar económicamente muy fructífera. Y futbolísticamente puede llegar a producir cosas interesantes, a medida que Brindisi, Trobbiani y Perotti se den cuenta de todo lo que es capaz de hacer esa pierna izquierda y estén atentos a sus movimientos”.
Cierre de puertas, ovación al presidente y un actor internacional
Hubo varios datos de color en aquel Boca -Talleres. “Las entradas quedaron agotadas a las 16, y media hora más tarde (una hora antes del inicio del choque) las autoridades dispusieron cerrar las puertas de acceso al estadio, mientras unas 10 mil personas pugnaban por ingresar a conseguir -a cualquier precio- una entrada. Se recaudaron 480 mil dólares”, precisó el diario.
“Vamos, vamos Boca, vamos a ganar, que con Diego Maradona, la vuelta vamos a dar”, cantó fervorosamente la hinchada bajo el calor del sol (la temperatura llegó a 31 grados). Y no se equivocó, porque ese Metropolitano ’81 terminó con la consagración “xeneize”. Pero en el hincha quedó grabado otro hit: “Lo quería Barcelona, lo quería River Plate, Maradona es de Boca, porque gallina no es”.
Otro detalle anecdótico fue la ovación que recibió a las 16.55 el presidente “xeneize”, Martín Benito Noel, quien respondió con los brazos abiertos desde el palco oficial. “Creo que ni Armando en su mejor época recibió una ovación de esta magnitud”, comentó ante los periodistas.
En la tribuna se destacó la presencia del famoso actor italiano Lando Buzzanca, quien por entonces filmaba en el país la película Los Crápulas junto a Leonol Manso y Soledad Silveyra.
Ante la resonante incorporación de Víctor Hugo a Radio El Mundo, la emisora competidora, Radio Rivadavia, inició una fuerte campaña de propaganda: “Escuche fútbol argentino relatado por argentinos” y “(José María) Muñoz, único, incomparable, nuestro”, fueron algunos sus slogans.
Más datos. Un jugador de las divisiones inferiores de Boca debutó en ese partido: Rubén Carlos Acevedo, quien tenía 21 años y era de San Nicolás. El capitán fue Miguel Angel Brindisi, recientemente incorporado y que, por lo tanto, también hizo su aparición en el “xeneize”.
Pero aquel 22 de febrero de 1981, el pibe de rulos con la camiseta número 10 azul y amarilla, eclipsó todo. Y esa histórica unión, la de Maradona y Boca, se convirtió en inmortal.